La Medicina Familiar es una especialidad del ámbito clínico ambulatorio que se ocupa de la atención integral del paciente y su familia. Por tratarse de una disciplina integradora, su campo de acción no se limita a un órgano o sistema en particular sino a la globalidad y contexto de las diferentes situaciones de salud/enfermedad que pueden ocurrir a lo largo de la vida de una persona. Se trata de una especialidad sumamente amplia y compleja con herramientas y conocimientos que le son propios y para poder ejercerla se requiere de una formación específica de posgrado y una actualización continua. Su formación incluye, principalmente, el entrenamiento en los problemas de salud de manejo ambulatorio más frecuentes, independientemente del órgano o sistema que se vea afectado, así como el seguimiento y la atención de problemas que puedan requerir hospitalización.
El médico de familia tiene la competencia para:
- Identificar las necesidades del paciente y su familia.
- Prestar atención clínica efectiva y eficiente en el marco de una relación longitudinal y continua con los individuos y sus familias, y de forma integral durante todo el proceso de enfermedad
- Identificar y manejar las enfermedades más frecuentes de los individuos de todos los grupos etarios y aquellos menos frecuentes pero potencialmente graves
- Implementar acciones de promoción, protección, prevención, y rehabilitación de la salud
- Administrar los recursos comunitarios y del sistema de salud en forma costo-efectiva
- Trabajar en forma colaborativa con otros profesionales de la salud
- Analizar críticamente la literatura médica y jerarquizar la información de acuerdo a la relevancia que tiene para su práctica
- Reconocer la necesidad del aprendizaje continuo
- Desarrollar actividades de docencia e investigación
- Comprender los principios éticos que rigen la atención médica del individuo y su familia.